El precio del alquiler de viviendas en las capitales de provincia en España se incrementó un 10,9% durante los últimos 12 meses, según un informe publicado por idealista, el marketplace inmobiliario del sur de Europa, mientras que en tasa trimestral el precio cayó un 1,3%. A cierre del mes de septiembre de 2025, arrendar una vivienda en nuestro país tenía un coste de 14,5 euros por metro cuadrado.
Estos datos son bastante más bajos en la capital de Almería, donde el aumento interanual tan sólo experimenta una subida del 3,6% y el precio del arrendamiento es de 8,9 euros/metro cuadrado.
Todas las capitales tienen precios del alquiler más elevados que en septiembre de 2024, siendo Segovia la capital en la que más ha crecido el alquiler en un año: 19,9%.
Entre los grandes mercados las mayores subidas se han producido en Madrid (11,2%), Sevilla (9,8%), Valencia (7,8%), Alicante (7,5%), Bilbao (7%) y Barcelona (6,9%). Las menores subidas entre estos mercados se han producido en San Sebastián (0,4%), Málaga (6,1%) y Palma (6,2%). Solo Huesca registró una subida inferior a San Sebastián: 0,2%.
Barcelona es la capital más cara para alquilar una vivienda, con 24 euros/m2, seguida por Madrid (22,7 euros/m2) y Palma (18,4 euros/m2). En cuarto lugar se sitúa San Sebastián (18,2 euros/m2) y ya en quinto lugar están Málaga y Valencia (15,4 euros/m2 en ambas capitales). En la parte baja de la tabla encontramos a Ciudad Real y Lugo (7,7 euros/m2 en ambos casos), Zamora (7,9 euros/m2), Cáceres (7,9 euros/m2), Ourense y Jaén (8 euros/m2 en los dos casos).
Capitales andaluzas
En el resto de capitales andaluzas las cotizaciones, según Idealista, son las siguientes: Huelva, 13,4% aumento interanual (9,4 euros/m2); Sevilla, 9,8% (12,8); Córdoba, 6,6% (8,9); Jaén, 10,7% (8); Granada, 5,6%(10,4); Málaga, 6,1% (15,4); y Cádiz, 4,7% (11,6).
Para Francisco Iñareta, portavoz de idealista, “el alquiler sigue tensionándose sin medida con un stock que permanece plano y una demanda que no deja de crecer. La competencia entre los inquilinos es tal que los propietarios, con decenas de perfiles entre los que elegir, se decantan siempre por aquellos que más seguridad les ofrecen: empleos estables, perfiles de bajo riesgo, solventes y con ingresos mensuales recurrentes que cubren sobradamente la renta. Todos estos factores provocan que, por su escasa capacidad financiera, sean los jóvenes con menos recursos y los colectivos más vulnerables los primeros en ser descartados. Solo con políticas que favorezcan el crecimiento de la oferta, y no criminalizando al propietario, se podrá favorecer el acceso a la vivienda y poner fin a esta situación de emergencia”.







