Lamenta el alcalde de Níjar, José Francisco Garrido, que las celebraciones de las fiestas patronales en los municipios de la Villa se “conviertan en eventos de botellón, sin planificación ni sensibilidad hacia el territorio”. En efecto, una preocupación del primer edil que ha quedado constatada en alguna de estas festividades a la vista del estado que han quedado sus plazas y calles. Una vorágine y masificación a la que también han contribuido irresponsablemente determinadas empresas de autobuses, fomentando el transporte público de personas hacia estos núcleos de población.
Una situación que puede prolongarse los próximos meses, donde aún quedan poblaciones que tienen que celebrar sus fiestas patronales. Son los casos de Campohermoso, La Fabriquilla, San José, Las Hortichuelas, y Las Negras, en el mes de agosto, El Viso, Los Nietos y Villa de Níjar, en septiembre, para concluir el 3 de octubre en Huebro.
Una preocupación municipal muy necesaria y en cuyo trasfondo subyace una dicotomía cada vez más evidente entre la búsqueda de la sostenibilidad y el riesgo de suciedad y deterioro que acompaña a la masificación de estas conmemoraciones nijareñas. Un equilibrio que resulta frágil: mientras la atracción de visitantes dinamiza la economía local y da vida a las fiestas, el descontrol puede convertir rincones privilegiados del paisaje en espacios saturados, donde la basura se acumula, el ruido invade y los hábitos incívicos amenazan la armonía vecinal y el patrimonio natural.
Una situación lamentable que se viene repitiendo desde hace años con preocupante asiduidad durante estas celebraciones, donde el entusiasmo desbordado de algunos individuos da paso a actitudes incívicas que afectan negativamente tanto a la convivencia ciudadana como al entorno urbano donde se celebran. Conductas que no solo generan molestias a la vecindad, sino que también dañan la imagen y el entorno de localidades que, por su valor natural y cultural, merecen especial protección.
Es por eso que el Ayuntamiento de Níjar pone el acento en la responsabilidad compartida: disfrutar, sí, pero nunca a costa de la convivencia ni del entorno que convierte a varias de estas poblaciones en lugares únicos bajo el amparo del Parque Natural Cabo de Gata. Solo así será posible preservar el verdadero espíritu festivo, garantizar el bienestar de toda la comunidad y proteger el medio ambiente. Principios básicos para que estas fiestas puedan convertirse en motivo de orgullo local y modelo de entendimiento y convivencia.








