Durante demasiado tiempo, la comarca del Poniente almeriense —con municipios como El Ejido, Roquetas de Mar, Vícar o Adra— ha trabajado, producido y crecido sin un corredor ferroviario que la una de forma digna con la capital. Por eso, la reivindicación del tren para el Poniente no se trata solo de un proyecto de infraestructuras: se trata de una demanda histórica de justicia territorial, sostenibilidad y cohesión provincial. Y no estamos solos en su defensa: a su favor hay actores políticos, sociales y ciudadanos que lo vienen reclamando públicamente.
A nivel político, organizaciones tan dispares como el Partido Popular de Almería, de un lado, y las fuerzas políticas que integramos la coalición “Por Andalucía” (Movimiento Sumar, Izquierda Unida e Iniciativa del Pueblo Andaluz), de otro, respaldan el servicio de Cercanías hacia el Poniente, argumentando la viabilidad del proyecto y la necesidad de atender los flujos de personas, mercancías y actividad económica de la comarca. Pero también existe una movilización civil —representada por entidades como la Mesa del Tren de Almería o la Plataforma por el Tren Social y Sostenible— que desde hace años han defendido un servicio ferroviario para el Poniente, denunciando el aislamiento histórico de la comarca y exigiendo un trato igualitario de sus infraestructuras.
Razones sólidas avalan la propuesta
El respaldo social y político al tren no es gratuito: se fundamenta en datos concretos. El Poniente alberga a un porcentaje significativo de la población provincial; muchos municipios se han expandido con urbanizaciones, viviendas para trabajadores del agro, nuevas urbanizaciones y zonas residenciales.
Además, la saturación de la autovía A-7 —que es la única vía de conexión eficaz entre la capital y casi toda la comarca occidental— genera atascos, inseguridad vial, tiempos de desplazamiento elevados y sobrecostes energéticos. Un tren de cercanías funcionaría como alternativa sostenible y eficiente, con menos emisiones, menor consumo de combustible y menor impacto ambiental respecto al coche. Esta es precisamente la razón por la que formaciones y colectivos ecologistas también suman su voz al clamor por el tren, dentro de la idea de movilidad sostenible y respeto al medio ambiente.
Por otro lado, desde un punto de vista económico y social, un tren favorecería la movilidad de trabajadores, estudiantes, turistas y servicios sanitarios entre la zona urbana, litoral y núcleos agrícolas, reforzando las relaciones económicas, la cohesión social y las oportunidades de empleo.
La fuerza de esta reivindicación no reside solo en quienes la promueven políticamente, sino en su capacidad de unir a municipios, partidos políticos y colectivos. La reivindicación del tren al Poniente representa un compromiso colectivo —no partidista— con la idea de una provincia unida, más igualitaria y cohesionada. También, una vocación de futuro, ya que no se trata sólo de resolver problemas actuales de tráfico, sino proyectar un modelo de movilidad de largo plazo, sostenible y comprometido con la lucha contra el cambio climático. Por último, una oportunidad para reducir la desigualdad territorial en una provincia marcada por contrastes entre litoral, interior y Poniente.
A pesar de estas razones, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana rechazó estudiar por ahora un servicio de Cercanías al Poniente, alegando que las cifras de población y demanda no justifican esta nueva línea.
Pero el tren al Poniente de Almería ya no puede considerarse una simple aspiración localista: debe entenderse como una demanda legítima de una provincia que quiere desarrollarse de forma equilibrada, sostenible y cohesionada. Es momento de que las administraciones escuchen, actúen y demuestren que el desarrollo de Almería no excluye a ninguna de sus comarcas. Que el tren deje de ser solo un sueño, y pase a ser una realidad necesaria.
Datos que avalan la urgencia de la puesta en marcha de un transporte público y sostenible
La comarca del Poniente, con cerca de 285.000 habitantes en 2024 —y municipios como Roquetas de Mar y El Ejido, entre los más poblados de la provincia— concentra una elevada movilidad diaria vinculada al trabajo agrícola, el comercio, los estudios y el acceso a servicios. Esta fuerte densidad demográfica y funcional convierte al Poniente en un área con características propias de una aglomeración metropolitana, con necesidad creciente de alternativas de transporte públicos eficaces y sostenibles.
Diversos informes ambientales alertan de que la zona metropolitana de Almería y el Poniente registran una alta concentración de emisiones, consecuencia directa del tráfico rodado. Un número superior a 300.000 personas se desplazan a diario por este entorno, al que se suma el tránsito derivado de la exportación hortofrutícola, con más de 220.000 camiones al año. Este volumen provoca congestión, contaminación, ruido y un notable desgaste vial, además de aumentar los riesgos para la seguridad viaria.
Los diagnósticos municipales confirman que una parte relevante de las emisiones de CO₂ procede del vehículo privado, dominante en la movilidad interna de la comarca. En paralelo, el crecimiento poblacional sostenido intensificará aún más la presión sobre la red viaria si no se adoptan soluciones de transporte colectivo.
Todo ello evidencia que el Poniente cuenta con una demanda residencial, laboral y social suficiente para justificar un servicio ferroviario o sistema de cercanías, capaz de reducir emisiones, mejorar la seguridad, aliviar el tráfico y avanzar hacia una movilidad alineada con los objetivos de sostenibilidad y calidad del aire.









