En la limpieza de nuestros pueblos, al vecindario le corresponde su parte

A las 11 de la mañana el lugar estaba limpio. Por la tarde ya estaba así.
Opinión
El autor de este artículo de opinión

José Francisco Cano de la Vega, presidente de la Asociación Vecinal de San José y El Pozo de los Frailes.

En mi calidad de representante vecinal siempre he planteado que el mantenimiento de la limpieza en nuestros pueblos es una responsabilidad municipal. De un lado, de la Corporación Municipal, que debe disponer los recursos necesarios para garantizar que la limpieza sea suficiente y eficaz, y, de otro, los servicios dedicados a esta tarea tan importante para disponer de la calidad de vida a que tenemos derecho.

Pero, sin dejar de ser ciertos estos planteamientos, también es verdad que el mantenimiento de la limpieza en nuestras calles y lugares públicos no puede ser sostenible, ni tampoco resulta realmente posible, sin la activa colaboración del vecindario. En otras palabras: Sí, los vecinos y las vecinas tenemos derechos, pero también tenemos responsabilidades y obligaciones.

En primer lugar, algo muy básico ¿verdad?: estamos obligados a cumplir las normas municipales, que -con carácter general- son normas de sentido común, que permiten la convivencia vecinal y ayudan de forma muy importante a mantener limpio nuestros pueblos.

Echar nuestros residuos donde corresponde

La primera de esas normas es echar nuestra basura donde corresponde y no en otro sitio, como la calle, el alcorque de un árbol o en un contenedor de escombros, sólo por poner algunos ejemplos. Otra norma básica es depositar la basura dentro de una bolsa de plástico y dentro del contenedor que corresponda. Es decir: NO al lado del contenedor, NO colgada del contenedor, NO directamente del cubo al contenedor, sin bolsa de plástico.

El depósito de los escombros y de otros residuos procedentes de las obras, fuera de los contenedores apropiados, supone una acción especialmente contaminante, por su durabilidad y la dificultad que entraña su recogida. Este tipo de residuos sólo deben echarse en los contenedores metálicos previamente contratados o en los grandes sacos que cubren la misma función. Hacer otra cosa, además de estar prohibido, también supone un comportamiento especialmente incívico, un grave daño para el medio ambiente urbano y contribuye a una degradación muy importante de nuestros pueblos. Y también es nuestra responsabilidad asegurarnos de que los chapuzas que hemos contratado echen los escombros a un saco o contenedor con contrato de retirada incluido. Lo mismo vale para los residuos de poda.

Algo parecido ocurre con el depósito de muebles, electrodomésticos y todo tipo de grandes cachivaches que se depositan al lado de los contenedores de basura, algo que resulta tan habitual en los pueblos de Níjar. Sí, todo el vecindario sabemos que, como por arte de magia, esos chismes desaparecen al día siguiente (pero no son duendes, realmente es un camión del servicio de limpiezas que pasa diariamente y se llevan esos residuos). Pero dejar esos trastos, durante horas, en la vía pública, es otro comportamiento muy incívico que afea mucho el entorno urbano. Además de facilitar mayor suciedad, ya que las personas que se ganan la vida trapicheando con el metal, muchas veces destrozan esos residuos -como sea- dejando los residuos que no les sirven. La situación más perjudicial para todos es, por ejemplo, el depósito de las ventanas de aluminio o de hierro, que se abandonan con sus cristales y que los “chatarreros” recogen sólo sus perfiles, rompiendo cristales que abandonan al lado de los contenedores. Cristales que, de esa forma, son muy difíciles de recoger y que suponen peligro para los vecinos y para sus mascotas. ¿Cómo hacerlo bien? Es muy fácil: sólo hay que llamar al teléfono 696 92 73 23 (válido para todas las poblaciones de Níjar) y más rápidamente de lo que se cree, el servicio de limpiezas pasará a recogerlo a la puerta de casa (ni siquiera habrá que llevarlo a lado de los contenedores).

Contribuir de forma activa y responsable al reciclado de nuestros residuos

Otra de nuestras obligaciones como vecindario responsable consiste en reciclar lo mejor posible nuestros residuos. Es decir: separar en nuestras casas el papel, vidrio y los envases plásticos, echarlo en bolsas de plásticos diferenciadas (no el papel, ni el cartón) y, finalmente, depositarlo en el contenedor que corresponda. ¡Sí, aunque eso suponga tener que andar un poquito más! y sí, aunque eso suponga tener que dar un par de vueltas hasta encontrar un contenedor con espacio suficiente para mi basura reciclable.

Y aquí me voy a detener en uno de los residuos que de forma más importante ensucia nuestros pueblos: las cajas de cartón, que ocasionalmente proceden de particulares que han hecho mudanza o han comprado algún electrodoméstico nuevo, y que, generalmente, procede de establecimientos de hostelería o de supermercados. Estas cajas, si se echan a los contenedores enteras, ocuparán todo el espacio enseguida y los encontraremos aparentemente llenos, cuando en realidad lo están sólo a medias. Ya se que es un fastidio, pero es nuestra basura y lo que debemos hacer esa chafar las cajas, o cortarlas en trozos planos, para que ocupen el menor espacio posible en el contenedor.

Vale, yo cumplo, ¿Pero qué puedo hacer si observo un comportamiento infractor?

Aquí voy a empezar por el final: nunca hay que mantener un enfrentamiento personal con las personas que tengan ese tipo de comportamientos, que termine en insultos, amenazas o en algo peor. Pero si se puede llamar educadamente la atención a quien lo haga e informarle que lo que está haciendo es un comportamiento prohibido y sancionable. Si ese comportamiento persiste a pesar del “toque”, lo mejor es limitarse a tomar una fotografía de su vehículo y enviarla a la Asociación Vecinal correspondiente para impulsar lo que se llama una “denuncia a requerimiento de particular”. Ese tipo de denuncias administrativas tienen el mismo valor que las formuladas por la Policía Local, siempre que se sustenten en pruebas (como fotos o vídeos) y el Ayuntamiento está legalmente obligado a tramitarlas.

Antes de acabar, volvamos al principio

O sea: a las responsabilidades municipales. ¿Cómo puede ayudarnos el Ayuntamiento para que todos y todas cumplamos con nuestros deberes ciudadanos?

Tal y como las Asociaciones Vecinales hemos reclamado en repetidas ocasiones, a través de las siguientes acciones:

1º)     Instalando carteles en los “puntos críticos” (es decir, en aquellos donde los comportamientos infractores se producen más reiteradamente) que informen claramente de los comportamientos prohibidos y de las multas que pueden acarrear.

2º)     Estableciendo una estrategia de denuncia de las infracciones, que además asegure el pago de las sanciones que correspondan en cada caso. Si es necesario, con agentes de la Policía Local no uniformados, como se hace en tantos municipios de España. Por mi experiencia profesional (fui policía antes que representante vecinal) no va a hacer falta que se pongan cientos, ni siquiera decenas de denuncias. Con unas pocas denuncias ejemplares, el boca a oreja hará su trabajo, y los comportamientos infractores dejarán de producirse, o se reducirán al mínimo.

3º)     Desarrollando periódicamente campañas de sensibilización: generales para todo el vecindario y específicas para los comerciantes y hosteleros. Y, además, deben hacerse en diferentes soportes, no basta con hacerlas a través de la web municipal, que tiene muy pocas visitas.

4º)     Actuando una y otra vez a través de los servicios de limpieza en los “puntos críticos”, y de forma rápida, para evitar lo que podríamos llamar “el efecto llamada”. Cuánto más sucio esté un espacio urbano, más porquería se depositará en el mismo.

Para resumir

Por tanto, acabaré este artículo con un breve resumen de todo lo que he dicho: sin ninguna duda, el Ayuntamiento es el último responsable de la limpieza de nuestros pueblos; pero no le resultará posible cumplir con su responsabilidad sin la activa colaboración vecinal. ¡Ah! y de las cacas de los perros hablaremos otro día, que el asunto merece su propio espacio.



La costumbre de colgar las bolsas del contenedor. Así los jabalies pueden destrozarlas y espacir por el suelo toda la porquería.
Foto Conchi Olivares. Que hacen ahí esas cajas de cartón.

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