La “capital” del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, según definición del Ayuntamiento de la localidad, se prepara este fin de semana para “celebrar” sus fiestas. “Tres días mágicos de uno de los pueblos con más encanto del litoral almeriense”, sostiene la Corporación, que serán inaugurados hoy viernes “a eso de las once de la noche” por el alcalde de la localidad, José Francisco Garrido.
En efecto, pero ese “encanto” que describe la Corporación municipal en su manifiesto se convierte en horror para muchos de sus pobladores que durante estos días festivos, y alguno más, se ven afectados por la cercanía de sus instalaciones a la salud y dignidad de vida. Una afrenta que padecen año tras año de forma inmisericorde, echándoles de sus casas en muchas ocasiones.
Los Ayuntamientos tienen la obligación legal de buscar una mejor calidad de vida de sus administrados, Por eso, durante los días de celebración, deben esforzarse en hacer cumplir las normas de convivencia que ellos mismos regulan en sus ordenanzas, con el fin de reducir esta inquietud vecinal donde el ruido, la suciedad, y la inseguridad invaden durante varios días estos espacios públicos e incluso privados.
Es necesario hacer compatibles las distintas formas de vida que desean desarrollar sus vecinos, los que se quieran divertir y los que no quieran, o no puedan. Medidas como ubicar el recinto ferial en lugares más alejados posibles de las viviendas, limitar el uso de amplificadores, restringir los horarios o adecuarlos a las horas de descanso adelantando el final de las actuaciones y controlar el consumo de alcohol en la calle, son algunas de las medidas sugeridas por los afectados.
Las fiestas locales de San José no pueden suponer cada año un problema que afecta a la salud y dignidad de vida de una parte de su población. Resultaría más conveniente, como sostiene el concejal de Festejos, Rafael Nieto, disfrutarlas “con responsabilidad y respeto a todos”. En efecto, mas el compromiso requerido por el edil a los vecinos afecta igualmente al gobierno municipal del que forma parte. También es deber de la Corporación minimizar los efectos negativos que regularmente causan al vecindario la organización de sus fiestas populares, como así lo han manifestado en tantas ocasiones.








