Otro de los goteos en las noticias de este verano son los muertos en las playas, salimos, más o menos, a uno diario y nuestro Parque ya tuvo su ración en, parece ironía, en la playa de Los Muertos.
No todas las muertes que se producen en las playas son por culpa del mar, pero cualquier desvanecimiento, mareo o lipotimia, que en tierra podía ser banal, dentro del agua puede significar un ahogamiento; por eso es bueno bañarse acompañado, sobre todo si se padecen algunas enfermedades.
Es romántico bañarse de noche, pero es más seguro bañarse de día. Salir del agua inmediatamente si se nota escalofríos, fatiga, dolor de cabeza o en la nuca, picores, mareos, vértigos o calambres.
El cambio brusco de temperatura también puede dar problemas, así que entrar despacio en el agua, refrescando primero piernas, brazos, axilas y cuello, sobre todo si ha estado mucho tiempo al sol, se ha hecho ejercicio intenso o comido recientemente.
No bañarse con bandera roja, y con la amarilla entrar solamente hasta donde se hace pie y a los niños el agua no debe sobrepasarles la cintura. No utilizar elementos flotantes de gran tamaño pues si hay corrientes u oleaje pueden desplazarnos o voltearnos.
Con los niños aplicar la “regla 10/20”: mirarlos al menos cada 10 segundos y tenerlos siempre a una distancia que se pueda recorrer en 20 segundos como máximo. Lo bañadores de colores llamativos como amarillo, rosa o naranja son más seguros, pues se mimetizan menos con el agua que el azul y el blanco.
Pero las causas más frecuentes de ahogamiento son las corrientes de resaca. En algunos casos, pueden ser identificadas desde tierra pudiéndose ver zonas de rompiente intercaladas con otras en donde no hay olas o una sección de espuma moviéndose en dirección opuesta de la orilla. Aparentemente será una zona tranquila y podría ser elegida para bañarse, ese es el error. Si se ve arrastrado no hay que tratar de salir nadando contra la corriente, sino desplazarse en paralelo a la playa hasta salir de la corriente y una vez fuera de ella, nadar hacia la orilla.
Toda víctima de síndrome de inmersión, aunque lo haya superado, o simplemente que haya luchado contra el agua, debe ser valorada en un centro sanitario. Acudir con urgencia si sigue tosiendo, mareada, confusa o adormecida.








