Sin anunciarse en los carteles, pisar el albero, o vestirse de luces, el alcalde de Níjar, José Francisco Garrido, ha sido recibido con pitos y no precisamente por cuantos aficionados acudieron el pasado sábado hasta la plaza de toros portátil de Campohermoso.
Allí, el primer edil, por lo que cuenta el Ayuntamiento, recogió el reconocimiento del torero Jesús de Almería, agradeciéndole “toda tu labor no sólo con el mundo del toreo, sino con el pueblo nijareño”. A buen seguro que semejante lisonja será tenida en cuenta al matador a la hora de confeccionar el próximo cartel de la zona.
Los abucheos al alcalde procedían de otra andanada bien distinta y distante del coso taurino de Campohermoso. Una encuesta entre los lectores de LA CRÓNICA DEL PARQUE señala que el 91% de los preguntados les parece «aberrante» que se gasten dineros públicos en fiestas basadas en el maltrato animal, mientras que el 9% restante les resulta indiferente. Además, distintas asociaciones animalistas de Almería y la Comarca de Níjar, condenan estos festejos, mostrando también sus dudas acerca de las características técnicas, sanitarias y de seguridad de un recinto portátil instalado para la ocasión.
Festejo que, como se anunció en la presentación el pasado mes de mayo por parte de la empresa organizadora, Tauro Gavinet, cuenta con la “colaboración” del Ayuntamiento de Níjar. Una promesa que el alcalde hizo antes de llegar al cargo, comprometiéndose a traer de nuevo los toros a la localidad. En esta vida, sentenciaba Garrido en la presentación del evento, todos tienen derecho a elegir y “a los que nos gustan los toros también”.
En efecto, alcalde, mas cualquier contribución municipal en favor de una empresa privada para la organización de eventos donde se causa sufrimiento a los animales ni es ética ni moralmente justificable. Una colaboración municipal con el dinero de los contribuyentes que podría destinarse a fines más beneficiosos para la población nijareña.
Por desgracia, en un momento de creciente sensibilidad social hacia el bienestar animal y de debate sobre la optimización de los recursos públicos, la tauromaquia en España, una práctica en declive, sigue recibiendo apoyos significativos por parte de las instituciones para poder mantenerse a flote. Una práctica anacrónica cuando únicamente debería ser el libre mercado quien determinase la viabilidad de este tipo de festejos, la misma libertad que exige Garrido para los aficionados a la tauromaquia.
