A falta de menos de dos años para las elecciones municipales, el alcalde de Níjar, José Francisco Garrido, se ha subido al pulpito institucional para pregonar sus logros durante la actual legislatura. Un balance que sitúa a la villa de Níjar a la cabeza de la modernidad y prosperidad con obras transcendentales, mayor seguridad. mejores servicios y una agenda propia de grandes eventos, según el primer edil. Unos resultados que aprovecha Garrido para postularse a la renovación, “si tienen a bien” los vecinos , con el objetivo de seguir gobernando la próxima legislatura, y así poder “completar el programa electoral en mi municipio”.
Sin embargo, el pregón del alcalde nijareño no ha debido calar suficiente entre parte del vecindario de la comarca a la vista de los resultados de la encuesta publicada esta semana por LA CRONICA DEL PARQUE. Un sondeo entre sus lectores que suspende “estrepitosamente” la gestión del Gobierno municipal de Níjar, dejando igualmente malparada a la oposición. Un desencuentro entre el discurso institucional y la experiencia ciudadana que se agrava cuando en los balances y promesas electorales se omiten cuestiones de gran importancia para la población como la sanidad, el desarrollo urbanístico o el impacto ambiental de ciertos proyectos que quedan relegados o directamente ignorados en la disertación del primer edil.
Un discurso que soslaya problemas clave que la ciudadanía identifica como prioritarios, como así lo muestra el grado de satisfacción en la encuesta realizada, y que constata la creciente distancia que todavía existe entre la administración que representa Garrido y las personas a las que debería servir. Una gestión municipal que se está viendo también condicionada por la influencia de fuerzas políticas radicales que criminalizan la inmigración, alimentan el odio, y amenazan la economía de una comarca que precisa necesariamente de estos trabajadores para su desarrollo.
La confianza que ahora solicita a los ciudadanos el alcalde de Níjar para proseguir en el cargo la próxima legislatura no es suficiente con enumerar ahora logros o plantear grandes proyectos. Resulta imprescindible que las acciones se traduzcan en mejoras tangibles para la vida de las personas y estas las perciban. La confianza se construye con hechos y con la voluntad de escuchar y atender las demandas sociales, y no con los habituales discursos triunfalistas que la ciudanía recela. Solo así el alcalde de Níjar podrá renovar la confianza que ahora solicita de sus vecinos, y consolidar de esta manera un verdadero liderazgo al servicio del bien común.








