¿Una “tasa turística” para el Cabo de Gata-Níjar?

Los atractivos turísticos del Cabo de Gata son innegables. A muchos les parece lógico que sus visitantes contribuyan a su mantenimiento. Foto Ramón Esteban.
Opinión
El autor de este artículo de opinión
José Francisco Cano de la Vega. Sociólogo.

La tasa turística es un impuesto que los visitantes de una ciudad, un municipio o, por ejemplo, un Parque Natural, tienen que pagar durante su estancia. Puede tener diversas fórmulas, pero el procedimiento más generalizado consiste en aplicarlo sobre el precio por noche de hotel, hostal, albergue, camping, apartamento o cualquier otro tipo de alojamiento turístico.

La primera tasa turística que se implantó en Europa fue en la ciudad de Venecia, que estableció un impuesto de 5 euros a los turistas que la visitan sin pasar la noche en uno de sus hoteles. Con posterioridad, esta medida se ha extendido a otras ciudades italianas y a otros 19 países europeos. En estos lugares se aplica la tasa, siempre en función del alojamiento y del número de noches de estancia.

Este impuesto siempre se ha establecido en ciudades o espacios que soportan un alto número de visitantes, que suponen un importante sobre esfuerzo para las infraestructuras y los servicios públicos municipales, que son sufragados con los impuestos que paga el vecindario. Los defensores de este gravamen, lo justifican en la necesidad de obtener ingresos adicionales para reinvertirlos en la mejora de los servicios e infraestructuras municipales, contrarrestar el turismo masivo y avanzar hacia un modelo de turismo más sostenible.

La tasa se extiende en Europa como una mancha de aceite.

Hasta hoy, en Europa existen cerca de 140 ciudades, de 20 países diferentes, que han impuesto una tasa de este tipo ligada muy mayoritariamente a la estancia hotelera. La más cara de todas es la de Ámsterdam, que supera los 20 euros por persona y noche. En Francia está extendida en más de 50 ciudades, lo que le convierte en el país con más destinos que cobran este impuesto. En su caso, las tarifas van desde 20 céntimos hasta los 4 euros. En Italia hay 35 ciudades que lo aplican, entre ellas Roma, con el fin de recaudar fondos para asegurar la sostenibilidad del turismo en la región y la calidad de vida de sus residentes. También la tienen Berlín y Hamburgo; Viena (Austria); Bruselas, Amberes y Brujas (Bélgica); Praga (República Checa); Budapest (Hungría); Bulgaria y Grecia.

Así, la tasa turística se trata de una medida extendida que no ha disminuido la llegada de turistas. Un buen ejemplo es Lisboa, donde las pernoctaciones han subido un 5% en el primer trimestre de 2024 y donde su gobierno, lejos de retirar la tasa, la ha subido de 2 a 4 euros por persona y noche. Dentro de Portugal, también se aplica en Oporto y Faro.

España, a paso lento.

En nuestro país la implantación de la tasa avanza muy despacio y, de momento, sólo se aplica en dos comunidades autónomas: Cataluña y Baleares. En Cataluña el impuesto se implantó en el año 2012 y llega a 6,75 euros por noche, aunque depende del tipo de alojamiento y de la época del año. En las Islas Baleares desde 2016 se aplica el denominado Impuesto de Turismo Sostenible, un gravamen que incluye a todo tipo de alojamientos turísticos e incluso a los cruceros que hagan escala en uno de sus puertos. La tarifa varía entre 1 y 4 euros por persona y noche, dependiendo de la temporada. El Gobierno Balear ya ha anunciado que destinará los 350 millones de euros que ha recaudado a través de este impuesto a proyectos de sostenibilidad, formación y mejora de las infraestructuras turísticas.

La Comunidad Valenciana también estuvo a punto de cobrar la tasa, pero la Generalitat derogó la medida antes de su entrada en vigor. En Andalucía, el Ayuntamiento de Sevilla ha planteado cobrar a los turistas por entrar en la Plaza de España para “financiar su conservación”. En otras comunidades, como el País Vasco, el debate está encima de la mesa.

La Junta de Andalucía ha descartado implantar la tasa turística, al menos a corto plazo. El consejero de Turismo, Cultura y Deporte, Arturo Bernal, manifestó recientemente que “aún es prematuro plantear la implantación de esta u otra medida hasta que no se conozcan los impactos que podría tener sobre los destinos turísticos”.

En nuestra provincia, el debate sobre la tasa turística se inició no hace muchos meses en el ayuntamiento de Almería. Hasta el momento, el Gobierno Municipal no ha tenido un claro pronunciamiento al respecto, mientras que VOX, junto a los empresarios hoteleros, ha manifestado una oposición radical. También se manifestó en contra el grupo municipal socialista. Sólo Podemos e Izquierda Unida, se han posicionado favorablemente.

¿Puede ser positiva la tasa para Níjar?.

Hasta el momento no ha existido ningún pronunciamiento del Gobierno Municipal de Níjar, ni tampoco del resto de las fuerzas políticas con presencia en el municipio.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, durante el año 2023 se registraron casi 192.000 pernoctaciones de viajeros españoles y extranjeros en los diferentes tipos de alojamientos del municipio de Níjar. Y, según la misma fuente, en el primer trimestre de 2024 las pernoctaciones en el municipio se incrementaron en un 18% respecto al mismo periodo del año anterior y en un 17% el número de turistas. Con estos datos, resulta fácil hacerse una idea de la inyección económica que una tasa de este tipo podría representar para Níjar, un municipio muy extenso con un elevado número de núcleos de población, entre ellos la inmensa mayoría de las localidades costeras del Parque Natural.

De otra parte, es de destacar que, a pesar de los temores de algunos sectores, en ninguna de las experiencias europeas con tasa turística se ha producido un descenso del número de turistas.

Pero, mientras que este debate ni siquiera se plantea en el municipio nijareño, la Coordinadora de Asociaciones de los Pueblos del Cabo de Gata se queja reiteradamente de las graves deficiencias que las localidades comprendidas en el territorio del Parque Natural sufren en sus infraestructuras públicas (suministro de agua, saneamientos, asfaltado de vías, etc.), así como los servicios públicos municipales, especialmente en materia de limpieza, seguridad ciudadana, seguridad vial, y un largo etcétera. Todo ello, sin hablar de las graves deficiencias que también presentan las infraestructuras turísticas del propio Parque Natural, por ejemplo en materia de señalización turística, señalética vial y vigilancia de las numerosas infracciones medioambientales que se cometen en su territorio.

 



Cala de los Toros. Foto La Crónica.
El Chorreón de Pavón en Rodalquilar, un espectáculo increible. Foto La Crónica.

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